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Atraer al cliente con una idea única, original y convincente. Con este objetivo, los decoradores de interior miman hasta el último detalle para establecer un hilo conductor a la hora de poner en valor la decoración de las tiendas. Y, es que, es fundamental que todos los aspectos potenciales -como el color de las paredes, los accesorios, la iluminación o el aroma- giren en torno al mismo concepto expositivo.

Por ejemplo, si nuestra tienda se dedica a la venta de ropa juvenil, podremos apostar por una música estridente, luces y colores más oscuros y mobiliario de estilo industrial. Si, por el contrario, nuestro público objetivo son futuras mamás, porque vendemos ropa para bebés, deberemos buscar una idea de tranquilidad y amplitud con colores pastel claros y estanterías o mostradores en tono blanco. Instalar lámparas de araña o crear ambiente colocando objetos de decoración para bebés (sonajeros o peluches) harán el resto. El objetivo es hacer que el cliente se sienta cómodo, como en casa, y permanezca en el interior el mayor tiempo posible.

¿Y qué importancia o papel tiene la imagen corporativa en la decoración?

Si en alguna ocasión te has preguntado por qué invertir en identidad corporativa, es el momento de aclarar tus dudas. La imagen corporativa es la percepción que los consumidores tienen de nuestra marca o empresa y a la que asocian determinados valores como amabilidad, responsabilidad, cercanía, calidad, distinción. Porque, todo, desde el logotipo hasta el diseño de las tarjetas, la papelería o el papel de regalo causan una impresión en el cliente. De este modo, nuestro objetivo será que recuerden nuestra marca para siempre a través de un diseño diferencial. Si, además, la decoración de nuestra tienda le ha causado impacto y ha recibido una buena experiencia de compra, seguramente repetirá. O quedará tan satisfecho que nos recomendará a sus amigos y familiares. Sin duda, la mejor publicidad.

Por eso, a la hora vestir nuestra tienda debemos tener en cuenta que todos los elementos decorativos comunican, transmiten ideas y deben guardar relación con nuestra actividad e identidad corporativa. Por ejemplo, si pensamos en una frutería, el color verde puede ser un buen aliado; en cambio, si nuestro objetivo es decorar una farmacia el blanco será la mejor opción. 

Definir una identidad corporativa es, por tanto, el primer paso y alrededor del cual toda decoración y comunicación de la empresa se va a decidir.

La identidad corporativa empieza desde el vinilo de nuestro escaparate o puerta hasta la decoración del probador o la disposición de la línea de cajas.

En todo momento, deberá “empatizar” con los gustos de nuestro público objetivo y con nuestra cultura empresarial. Será el “leifmotiv” sobre el que pivote la decoración de las tiendas.

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