Autor del artículo: Rafael Ortiz |
El aumento de la competencia comercial ha proporcionado a los clientes un mayor número de alternativas donde escoger, lo cual ha llevado a muchas empresas a utilizar estrategias de merchandising, con el objetivo de conseguir una clara diferenciación respecto a sus competidores más directos. El diseño y la ambientación de los entornos comerciales se ha convertido en un factor vital para los consumidores a la hora de comprar un producto.
Existen dos tipos de merchandising principales: uno centrado en el diseño (merchandising de presentación) y otro centrado en la ambientación (merchandising de seducción). A continuación, hablaremos del primer tipo, merchandising de presentación, que destaca por una minuciosa distribución del mobiliario y por una cuidada presentación del surtido.
El mobiliario es un aspecto clave en la gestión comercial, ya que contribuye de manera decisiva a la imagen de un negocio y puede ser un factor determinante en su diferenciación. Entre las principales ventajas que ofrece el uso estratégico del mobiliario destacan las siguientes:
- Atrae a los consumidores al punto de venta favoreciendo la elección del mismo como su lugar de compra.
- Orienta a los consumidores dentro del punto de venta y facilita su compra, ya que permite ordenar el surtido y dividirlo según el tipo de producto.
- Fideliza a los clientes, creando en ellos un comportamiento positivo y un mayor compromiso de compra.
- Otorga mayor valor al producto, ya que favorece su presentación de cara a los consumidores.
Además de todo esto, el correcto diseño y distribución del mobiliario comercial provoca en los consumidores una mejor experiencia de compra. Esto hace que, en el caso de un supermercado, por ejemplo, el hecho de ir a realizar la compra no se convierta en algo monótono y forzoso, sino que el cliente lo perciba como algo útil, gracias a un mayor valor añadido. Dicho valor es, en definitiva, lo que marca la diferencia entre un comercio y otro.
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